sábado, 30 de junio de 2007

El Área de Cultura del Movimiento participó del segundo encuentro de Educación Popular y Juegos organizado por el CEDEPO

El encuentro se inició con la presentación de los compañeros/as que no habían participado el sábado anterior.Rápidamente los facilitadores Ezequiel y Leonardo nos introdujeron en la actividad principal, que nos guiaría hacia las reflexiones finales: “un encuentro de murgas”. Confiando en la disponibilidad del grupo para jugar con el cuerpo, demostrado por el hecho de estar presentes un sábado a las 10 de la mañana en Quilmes, empezaron a mostrarnos pasos y técnicas del baile de murga que muchos/as de nosotros/as habíamos visto pero no practicado.
Así, haciendo un paso a la vez, como todo proceso en el que se aprende y se juega: acompañados/as de risas y una timidez que fue abandonándonos de a poco, practicamos los principales movimientos del baile murguero (saltar la botella, el avioncito, la rumba, etc.).
Tras unos minutos, ya con el cuerpo más suelto y dispuesto, nos dividieron en grupos de a 10 (más o menos), y nos tiraron la “sencilla” consigna de convertirnos en una murga. Lo que significaba que teníamos que ponerle nombre al grupo, preparar una canción para el “momento de la crítica” y bailar.
De este modo, entre desconocidos/as con muchas ganas de conocerse y disfrutar de la propuesta, emprendimos una tarea que parecía lo suficientemente difícil como para asomarse imposible. Sin embargo, el cuerpo de cada uno/a ya había adquirido el nivel de confianza necesario como para sentirse capaz de lograr el desafío que nos habían planteado: en cada grupo preparamos una canción, improvisamos un baile y presentamos “la murga” que habíamos construido a través del dialogo y el intercambio de ideas.Los tiempos fueron bien manejados: no los hubo ni muertos ni apresurados. Cada etapa contó con la duración necesaria para acordar movimientos e ideas.
Momentos antes de cada presentación, Ezequiel se reunió con cada uno de nuestros grupos y nos pidió que nos abrazáramos, pero con las manos cerradas y después con las manos abiertas para sentir la diferencia. También nos sugirió que durante la presentación sintiéramos el latido del bombo y disfrutáramos de los movimientos olvidándonos de las técnicas, porque el cuerpo ya las había transitado y sabía como era el baile. Antes de dejarnos preguntó cada vez que era lo que queríamos transmitir y dijo que la respuesta era lo que teníamos que tener en mente al bailar. Así, si la respuesta fue disfrutar, que disfrutemos. Si la respuesta fue provocar, que provoquemos.
Terminado el desfile de las murgas, nos reunimos de nuevo con nuestros grupos a pensar que significaba para nosotros la Educación Popular y el rol del educador/a popular.
En la puesta en común se expusieron ideas relacionadas a como la Educación Popular resitúa al cuerpo en los procesos de enseñanza-aprendizaje, a como el cuerpo aprende y genera pensamientos y puntos de unión con el otro; puso énfasis, además, en lo diferente que nos sentimos cuando el o la educador/a confía en la capacidad de las personas y del grupo y hace propuestas que asustan al principio pero las guía de manera tal que parecen posibles y realizables.
Surgió por supuesto la comparación con el sistema formal de educación en donde esta situación se da de manera absolutamente inversa, ya que los/as docentes suelen tratar al/a estudiante como un “alumno/a” literalmente, es decir alguien sin luz propia, sin conocimientos y sólo posibilitado/a de aprender si se queda quieto/a y repite las consignas sin agregarle nada, sin relacionar lo que se aprende con la vida.
Seguimos discutiendo y profundizando sobre el rol del educador/a popular, tratando de encontrar algunos puntos en común que nos permitieran relacionar lo vivido con esta tarea. Así, mientras la charla transcurría con nosotros/as sentados/as en el patio de afuera de la UNQUI, surgieron los siguientes puntos: que las técnicas no agotan en sí mismas su sentido por lo que es importante darles orientación según los fines; que no hay que olvidar que uno/a es educador/a y que no alcanza con tomar mate y generar un clima agradable: sino que nos necesita activos/as propiciando la participación y la construcción colectiva de conocimientos; que en estos procesos aprendemos y enseñamos todos/as; que lo hacemos a partir del respeto por la diversidad y a partir de las diferencias; que el fin es la transformación de nosotros/as y de la sociedad y que juntos sí se puede.
Ya finalizando el encuentro y siguiendo en el marco de la charla, los facilitadores contaron que “el recurso” de la murga les sirve como estrategia para poder incentivar la discusión a través de una actividad colectiva que involucre saberes previos (bailar, cantar, organizarnos con un fin) y que lo haga a través de poner en juego el cuerpo, ahora que ya (después del primer encuentro) teníamos confianza y estábamos dispuestos.
Para mayor información sobre las actividades el CEDEPO consultar: http://www.cedepo.org.ar/